La perseverancia, no obstante, puede tener también un lado negativo. Al igual que ser demasiado poco perseverantes puede perjudicarnos, también puede ser contraproducente excedernos y seguir perseverando cuando ya no tiene ningún sentido hacerlo. Por tanto, una persona debe saber no solo cuándo perseverar, sino también hasta qué punto y cuándo es más inteligente abandonar y centrar nuestros esfuerzos en algo diferente.
Persistir en un objetivo inútil solo supone un gasto de esfuerzo y tiempo que no producen ningún resultado.
Es preferible perseverar cuando la posibilidad de éxito es razonable.
Por tanto, la persistencia solo es útil cuando se usa juiciosamente. Debes hacer una evaluación correcta para determinar si la persistencia servirá para traer el éxito a pesar de haber fracasado la primera vez, o solo traerá más fracaso. Cuando no se pueden controlar los resultados o la meta es imposible de alcanzar, es preferible abandonar. Por tanto, la clave del éxito no es la persistencia en sí misma, sino la capacidad para saber cuándo perseverar y cuando rendirse.
Fracasar al intentar alcanzar un objetivo puede suponer una pérdida de autoestima, pero no tanto cuando se reconoce que la tarea es especialmente difícil y la probabilidad de fracasar muy alta. Por el contrario, fracasar en una tarea fácil resulta más humillante. Por este motivo, las personas persisten en resolver determinados problemas cuando les han dicho que son difíciles, porque las tareas difíciles representan una menor amenaza para la autoestima.
tiene razon porque hay personas que siguen intentando y al final no logran lo que quieren
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